Si el viento me trae
el aroma de tu piel cuando no estas,
mi cuerpo se acuerda de tus manos
acariciando mi espalda.
Amor, rey de mis pensamientos,
por qué te escondes en la niebla
de la noche y en la oscuridad
de mi mente, detrás
de la puerta de mi corazón.
Yo que te amo desde el silencio
y desde el silencio te grito:
mira con los ojos cerrados
lo que con ellos abiertos no veras.
Amor, amor que de noche te vi
y de sueños te crié;
tú que me amas como yo,
desde atrás hacía delante,
en silencio sin comer y beber
de tu cuerpo y aliento mio
que me faltas.
Como quisiera que vieras
lo que soy cuando no estás;
es igual que el desierto y
después de caminar, agonizar,
veo el espejismo de tu presencia,
entonces mis labios resecos
por la sed de tu amor,
hace que mis pies corran a
tu encuentro y
así calmar mi sed de amor y
cariño en tu manantial,
dentro de un oasis en medio
de un gran desierto.