El viento como un mendigo llama a la puerta
lo sientes golpear, resoplando,
Obstinado.
Viene desde lejos,
Juntos cuantas veces amada en las tardes
lo sentimos tocar las campanas de la iglesia.
Contémplalo tocando en toda la casa,
llamando en todas partes con gemido inmemorial.
Amada deja que se vaya, no le abras,
cierra las ventanas y las luces apaga.
Quedémonos en silencio mientras llama…
Regresara cruzando la noche y cuando ocurra no vayas,
no le des morada al viento, deja que se marche
por esta vez.
Veras, sucede que al entrar aquí el nos secara las lagrimas
y no tendremos nada para darle.