Tu inesperado alejamiento,
dio lugar a un sentimiento,
que es llevado por el viento,
hasta cuando las aves largan vuelo.
Me tapé los ojos,
y también los oídos,
porque no quería saber nada de vos,
ni de tus imberbes pensamientos.
No aguantaba verte todos los días,
más allá de que trataba de tapar con alegría,
lo que ni la lluvia puede arreglar,
luego de una gran sequía.
Viví esa etapa llena de dolor,
como podía,
ya que ni el eterno resplandor,
me ocultaba lo que en realidad sentía.
Ahora estoy cayendo en serio,
de lo que fue nuestro desencuentro,
porque no fue un simple vencimiento,
yo se que lo que siento se llama duelo.