La tarde melancólica y serena,
Su misterioso manto recogía,
Un lamentoso corazón me decía,
Para dar alivio a mí contaste pena.
Y en su voz suave de suspiro, llena,
Al son del viento murmurar se oía,
Triste nací dentro de un alma ingrata,
Llevadme con tigo alma buena.
Que donde yo vivía, esa alma me maltrata.
Y yo de bueno que soy, lo tome a mi pacho.
Por la vereda solo camine un corto trecho.
Y empezó a golpear a mi corazón desecho,
Y mi corazón lo reconoció, el había golpeado antes.
De corazón a corazón el era el de mi amante.
Copyright © 2010 Ramiro Álvarez Cedeño.
01-15-10