Cada vez que tu presencia
Imponente, hasta mí viene
Suelo perder la paciencia
No entiendo que es lo que tienes.
Es algo que me despista
Me deja tan soñoliento,
Me lleva hasta ti, me lía
Me deja hasta sin aliento.
No sé que tiene tu boca
Porque me siento en la luna
Cuando tus labios me tocan
Pues besas como ninguna.
Tus labios son como fresas,
Tan dulces y delicadas
Que incluso cuando me besas
Te quedas muy sonrojada.
No sé que tiene tu risa
Que cuando suelo escucharte
Mi pulso late deprisa
Y mi alma quiere besarte.
Cuando ríes me enamoras
Tanto que este corazón,
No vacila, ni demora
En amarte con tesón.
No sé que tiene tu voz,
Quizás una poesía
Pues cuando estamos los dos
Es como una fantasía.
Quererte a ti es lo mejor
Y siento satisfacción
Al sentir ese calor
Que brota de tu pasión.
No sé que tiene tu pelo
Que es suave como la brisa,
Es como un dorado velo
Que al aire solo se agita.
Me encanta cuando se mueve
Al viento en radiante día;
Me encanta porque se siente
Tu más profunda alegría.
No sé que tienen tus manos
Porque al sentir tus caricias
Después de que nos besamos
Presiento que ya eres mía.
De seda tus manos blandas,
De rosas tu dulce aroma,
Es tu perfume el que encanta
Cuando de mi mano tomas.
Sabes, no sé lo que haría
Si nunca más vuelvo a verte,
Seguro que moriría...
Si un día llego a perderte.
De miedo siempre me muero
Cuando pienso en fatal día;
Tu sabes, ¡tanto te quiero!
Por ti la vida daría.
No sé que tiene tu cuerpo
Que siempre me atrae tanto
Quizás porque es tan esbelto
Me deja con un encanto.
Tu cuerpo es como una flor,
Que emana dulce fragancia
Y pronto la tentación
Despierta todas mis ansias.
No sé que tienen tus ojos
Quizás un mágico brillo
Que sólo quiero mirarlos
Y ahí quedarme perdido.
Porque en ellos hay una luz,
Un celestial resplandor,
Que siempre cuando estas tú
Me llenan de tanto amor.
Y si algún día descubro
El secreto que te guardas
Mi vida yo a ti te juro
Amarte con toda el alma.
Y si tu dulce secreto
No llegase a descubrir
Del mismo modo prometo
Amarte tan solo a ti...
Andrés Soria Jácome