Alzó el vuelo por sorpresa
solo mediante el anuncio
en una comida de menú.
No existía ya alimento que pidiera
Alzó el vuelo
y solo necesitó una sonrisa.
Los cuidados, mimos y juegos
quedaron atrás, preparados
para envolverlos en algodón de azúcar
y guardar en el estante donde los cuentos de princesas.
Recuerdo que en la feria, dando vueltas
en la canastilla de la atracción,
mientras subía y bajaba como a saltos,
nos divertía El Saltamontes.
Cogidos fuerte de la barra de protección
pedías, al terminar, una vuelta más
y una sonrisa mostrabas
cuando, dispuestos a la aventura, empezaba a girar
Este último cuento guardado quedará
en la prisión de mi corazón, en la pasión de mi dolor
y en el sentir de mi alma más querida.