Cuando permito que algo o alguien me haga sufrir, solo tengo que alejarme de ahí, llegar hasta donde mis ojos dejen de ver, y solo quede mirar hacia atrás.
Cuando necesite consejos no te los voy a pedir prefiero equivocarme por que así me puedo corregir, y saliendo por esa puerta dejaré de soñar, ahora tengo que actuar.
Cuando mi mente no de abasto, desperdiciaré todas mis ideas borrándolas por completo, y almacenándolas en los cajones del pasado donde nunca puedan encontrarlas.
Cuando descanse por fin, de moverme por estos suelos, entonces estaré ya despierto y así no tendré que seguir durmiendo cansado de desperdiciar el tiempo.
Cuando despierte, reencarnaré en tus manos, agradecido de encontrar por fin mi lugar, y así, no tener más que tolerar las injusticias que el destino te promete.
Cuando te observe, miraré en silencio tus palabras, que con verdad y razón siempre comentan, sin miedo a descubrir la sutil y hermosa mentira.
Cuando se encuentren mis sentidos con mi cuerpo y alma entonces podré decir que me encuentro en tu mundo, mientras tanto observaré como se desperdician estos sin motivo alguno.
Cuando despertemos y todo haya cambiado estaremos entonces en manos ajenas y no habrá nada en el mundo ni en el tiempo que cambie esta ilusión.
“Y Si el bien hiciste con el bien se te pagará, sino, si estas leyendo esto todavía estas a tiempo, cambia lo que tu quieras cambiar, simplemente cambia”.
Cuando por fin tengan razón mis minutos, las horas pasarán volando, mientras que los segundos durarán una eternidad.
Y cuando ya este con vos compartiendo un lugar, un tiempo, entonces podré decir “estoy despierto”.