No pretendo alterar su intimidad ni su descanso, si es que descansar intimamente es lo que desea. Tampoco sé si debería hacerlo pero quiero decirle que un poeta no muere si no lo mata el hombre o la mujer, cuyo cuerpo físico lo alberga.
Entonces por favor. no lo haga usted.
Déjelo descansar, solo, con su dolor.. si quiere enfádese con él, si es necesario repréndalo, ignórelo, incluso aplíquele un castigo. Pero no le pierda de vista y cuanto antes perdónelo, compréndalo, apiádese de él y déjele que viva. Ayúdele a que él le devuelva así, la vida. No sé a donde va, pero si me lo permite, en el mundo irreal de la poesía, yo le acompaño, a ese sitio donde dice que no me gustaría ir. Créame que en este lugar al que ahora aludo, ya lo he perdido todo. Ni siquiera soñar me es posible..
No es lástima si no empatía. No una lógica reacción humana. Creo que es un impulso provocado por la ternura y el afecto que inspira usted, poeta.
Mi recién descubierto compañero de sentimientos: Julián Sierra.