Esa isla que descubrí,
Era nueva y despoblada,
Cálida y virginal,
Húmeda y soleada.
Jamás soñé con tal oasis,
Jamás supe que existía,
Hasta el día que lo hallé,
Que feliz que fue aquel día.
Caminé por sus orillas,
Recorrí ansioso sus montañas,
Descubrí húmedas cuevas,
Desde la noche hasta el alba.
Me llené todo de ella,
Y ella me ofreció su alma,
Hubo momentos intensos,
Hubo momentos de calma.
En esa adorable isla,
Que ya no esta despoblada,
Soñare con regresar,
Y volver a sus montañas.
Y mojarme yo en sus cuevas,
Y descansar en sus orillas,
Desde la noche, hasta el alba.