Ya mis pasos solícitos
Otras sendas pisan,
Anegándose en un mar en llamas,
Donde otras ilusiones
Como grandes olas se levantan.
Más el suave silbo de tu voz
De todo aquello me sustrae,
Transportandome de inmediato
A otro mundo,
Donde no existe más el sol
Y todo es iluminado por la lúz
De miles y miles de luciérnagas;
Llenandose de nuevo brillo,
Cuando da la ilusoria apariencia
Que todo se desvanece.
De pronto siento el fuego
de un arrebato,
Que mi alma para siempre consume,
Y me hace aferrarme
Otra vez a tus brazos;
Envolviendome
Con la suavidad
De la luna tierna.
Escucho a lo lejos
El triste llanto de un lobo,
Y con él
Mi alma se desliza,
Hasta llegar de nuevo
Hasta tu lecho;
Donde célibe e infranqueable
Guardas tu amor para aquél
Por quien esperas.
Anhelando que regrese pronto
Con todo esto
Que por tí siento.