Amanecer y ver el día
ya es suficiente motivo
para estar agradecida a
Dios y a la vida.
Mi despertar siempre
es dulce y comienzo
mi rutina con mucho
ánimo y alegría.
No quiero que al abrir
mis ojos, se encuentre
la tristeza dibujada en
mi rostro.
Se activa mis sonidos
con el trinar de los
pajaritos que en mi
ventana cantan.
La luz llega a mis ojos
y termina con mi pereza
para poder comenzar
la mañana.
La ducha calentita me
espera y el agua cae
sobre mi cuerpo como
rocío de lluvia tibia.
Luego de hacer la rutina
que cada día me espera,
busco un libro para leer
y llenarme de hermosos
versos o historias.
Un dulce despertar siempre
me recibe, porque me siento
amada por Dios, el único
que hace de nuestro corazón
maravillas.
Lina
Lagodecristalesazules
09/05/2017
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Si llenas tu corazón de amor, verás el mundo con otros ojos...Ama y deja que el mundo entero se contagie de lo que llevas dentro...