GUERRA SIN FIN

En esta guerra sin fin que libramos entre hermanos
se sembró desde hace siglos la cizaña y la venganza
por políticos mezquinos y unos cuantos cortesanos
que por ambición mataron nuestra débil esperanza.
Comenzaron esta lucha centrales y federales,
la élite más codiciosa de una patria liberada,
la cual continuaron luego los godos y liberales
para acabar la ilusión con que Bolívar soñara.
A la lucha partidista de alcances nacionales
le siguió la subversiva en los años del sesenta.
Para acabar monopolios y causas de los males
se exacerbó al pueblo en contra de la dirigencia.
Se generó el descontento entre las clases sociales
por la injusticia reinante y el aumento de pobreza,
por la opresión existente desde tiempos coloniales,
por la dependencia externa y el reparto de la riqueza.
A finales de los setenta se sumaron traficantes
a políticos corruptos para financiar sus campañas,
a rebeldes en derrota, a personas importantes
y se carcomió el Estado en sus íntimas entrañas.
En esta guerra tan sucia no se tienen ideales,
las hordas de enemigos no defienden una causa,
se masacran campesinos como puros animales
para obtener el poder o para quitarles su chacra.
Hoy los nuevos poderosos con mayores ambiciones
armaron a otros grupos para vengar las matanzas
para sacar los violentos apropiados de las regiones
y para obtener dinero que aumente sus finanzas.
Los medios de información supuestamente leales
al pueblo que los sostiene y que le deben ganancia,
exaltan a delincuentes como héroes nacionales
y apoyan sus exigencias en completa tolerancia.
Nuestra clase dirigente, caciques y gamonales,
se encuentra agazapada detrás de las bambalinas
y para obtener protección de intereses personales
prefieren no dar la cara aunque el país esté en ruinas.
Por causa del conflicto la libertad se ha perdido
se hipotecó al país por una gran deuda externa,
se ha desmembrado la patria sin hacer un solo tiro
y quedamos atrasados en completa dependencia.
Esta guerra que sufrimos de alcances infernales
que el indolente no ve escudado en la ignorancia
y que involucra al Estado, a civiles y a militares,
la tenemos que afrontar si queremos democracia.
La paz se podrá alcanzar con pactos muy especiales,
con negociaciones serias y acuerdos de importancia,
entre todos los actores, con garantes imparciales
sin que se busque tajada y sin entregar la patria. Agosto 25 de 1997. Narrativa en el momento en el cual el presidente Ernesto Samper, para calmar el clima preelectoral después de cinco semanas de encuentros con los emisarios del grupo guerrillero de las Farc-Ep, propone la desmilitarización de algunas zonas del país para iniciar los diálogos de paz ( Revista Cambio 16 )
Poeta Héctor José Corredor Cuervo