Descalza me sorprendió la mañana, dormida: soñando despierta
mi desnudez cubría mi cama: serena, plena, contenta.
no encontré tu abrazo, solo tu esencia en mis cabellos presa
inhalo profundo los aromas que derrochamos prenda a prenda.
Fuimos hoguera chispeante, humedad, fuego, fulgor ¡ensueño!
entrelazados nuestros deseos, contuve tus ímpetus como pañuelo.
Una mañana de Otoño, fuimos trigo rubio maduro
carbón rojizo en llamas, lluvia refrescante en arrullo,
perfecta anatomía hecha de amor y lujuria
sensaciones análogas de tu vibrar y mi premura
Encendido nuestro libido, preso de muchas jornadas
Liberándonos al desenfreno, enajenando la mirada.
Fuimos la alternativa de lo mustio, lo callado, lo nefasto:
una batalla bien librada: de la rutina y el desencanto,
Iluminados al resplandor de una noche de luna,
la energía seductora de Eros: reclamó su tribuna.
Espantamos la soledad que nos abrazaba día a día
pagamos con el corazón, el tributo de la lejanía
consentimos a la noche, siendo espejo uno del otro
fuimos capaces de amarnos en un abrazo fogoso.
¡Sorprendida me despertó la mañana, rumiando tanto gozo!