Caminaba hacia nosotros como ninguno,
Un campesino por los años marcado;
Y descansando en un rellano oportuno,
Secó su rostro curtido y sudado.
Lentamente termino de subir la cuesta,
Con leña que habia colectado para su jacal;
Y aun que su riqueza parecia ser una ambuesta,
La serenidad en su rostro veiase muy ducal.
Me acerque a el intrigado,
Inquiriendole el por que? de su felicidad;
Si de los placeres del mundo
Encontrabase muy alejado,
Y ese paramo para mi era tan solo
Un lugar inhospito,
Y de absoluta soledad.
Bajo por un momento su carga,
Dirigiendome una mirada larga y solaz;
Indicandome que aun que la vida
En el campo pareciese ser muy varga,
Lejos estaba de todo aquello
Que como en la ciudad,
Resulta ser muy falaz.
La foresta a el todo le ha dado,
Amor, sustento y tranquilidad;
Y todo esto le ha sido otorgado,
Trabajando duro,
Y viviendo con frugalidad.
Pensativo me dejo su conocimiento,
Despidiendome de el, con un simple adios;
Sonriendome placido, me contesto muy augusto:
Vaya usted con Dios.