La sombra alargada del ciprés

Bajo la sombra alargada del ciprés viejo
-sombra con ecos de rumor monástico-
junto al regato juvenil descarado y saltarín,
labrador de piedras planas y cóncavas de renacuajos ciegos;
en el camino blando y transparente de pies descalzos y corrientes
en que las horas dejan el reloj recostado en la frescura del cierzo;
en que los minutos con fresco aburrimiento
bostezan con los brazos estirados y yacentes
en una esfera blanda de algas lechosas y madreselvas;
junto al estanque de cruces fugitivas que son peces
de escamas de oro mojado, de oro tímido, de oro inquieto...;
donde los zapateros alisan la superficie del agua
en un arrebato febril de perfección artística y acuática...
-espejo que espejea sobre otro espejo-;
sobre el suave balanceo del nenúfar con cadenas
que se abre a la mañana con correspondido afecto
de olores primerizos e intensos de hinojos y madroños tiernos;
con el dulce y sinfónico gorjeo del dócil estornino,
del abejaruco verdeazulado y del pífano jilguero;
cual paleta con alas de pintor de cuadros bucólicos
y de óleos de colores llenos, en la inmensidad
de diminutos prados y mosaicos de sabores nuevos.
Sobre ese caballete de pinturas oníricas se dejó mi razón
arrebatar por una locura...¡y te di un beso!
pio espejo 27 mayo 06