Los años han pasado, fuiste quedando sola,
viste partir a dos de tus hijos, luego, la partida del que fue tu compañero
por cincuenta años, llenos de alegría, compañerismo, amor.
Los años han dejado secuelas en tu corazón, en tu vida, pero allí estas
fuerte, nada hizo detener el tiempo, seguiste peleando contra todo.
Te observo por la ventana, veo tu cabeza blanca de canas, esas que te dieron sabiduría y la empleaste siempre, esos ojos que perdieron el brillo de tantas lagrimas, pero con solo mirarlos los sigo viendo sinceros.
Te admiro por la grandeza de tu corazón, por las canciones de nostalgias que todas las noches las cantas cuando te sientas en esa vieja silla, llena de recuerdos.
Cuanto desvelo, cuantas noches de soledad, cuantas lagrimas derramadas, pero allí estas con la fortaleza de un roble, allí estas como esperando que llegue la noche para seguir viviendo de los recuerdos, o quizás esperando que llegue ese día donde te reencontraras con los que amaste.