Cuenta una historia celta,
que todo buen vikingo al nacer,
traia consigo en su haber,
lo siguiente:
una estrella en su frente,
una flor a sus pies,
una semilla de roble,
una moneda de oro,
un hojaldre y una anfora con agua;
para que asi,
el rito de la vida se pueda desenvolver.
Al nacer,
tu estrella se eleva hacia el cielo,
y si al necesitado diste consuelo,
se unira a muchas otras
para formar un solo sol,
que por siempre tu camino ilumine.
La flor,
si estuvistes en la senda del justo,
sacrificando tu propio gusto,
embellecera el jardin,
cuando tu tarde haya llegado a su fin,
donde descansaras en el balhala.
El hojaldre y el anfora con agua,
son para que sustentes
a todo aquel que a ti se acerque,
pues mandato divino es,
y fortalecera tu brazo en la batalla.
La moneda de oro
se convertira en tu mayor tesoro,
que dejaras a tus descendientes,
si sabes transformarla con sabiduria y amor.
Al final, si todo esto habias cumplido,
cuando tu espiritu del cuerpo se separe,
brotara de tu corazon un alto roble,
que llevara tu nombre,
y asi Odin se acordara de ti.