Pálida convergencia.

Pálida convergencia de dichas que se ufanan
de tener propios diagnósticos suburbanos
entre tanta página de vulgares veranos
entre tanta playa de soledades mundanas,
un montón de desigualdades inhumanas
rocíos de versos, dulzuras y paroxismos
salitres en las llagas y ese cinismo
que produce náuseas sin válidas mañanas,
el asfalto de la vida, Piazzola y las ventanas
el loco del farol sumido en algún letargo
la mancha de humedad, el pasarse de largo
en la corta caminata de seducciones lejanas,
y el albur de los engaños fastidiosos
un montón de realidades que profanan
cual un puñado ingrato que desgrana
todo lo marchito que ha muerto en mis ojos.