Podría haber visto, entre los muros calcinados, el horror de los placeres que el fuego deshojó esa primavera, conjunción precisa de pactos indecisos y claves sudorosas.
Altísimos edificios de rejas semiescondidas, el ulular preciso de los pasos, confundidos con tacones de cero, podría haber visto, la incorrecta ansiedad de miles de seres, apretados entre serpientes de odio y olores esperanza, simulando una libertad que nunca llegaría.
Podría haber visto, mil historias pasajeras, de días y de noches, de mensajes en pacientes perforaciones del alma, en noches de desgarros, de dolor, de angustia...y podría haber visto sus ojos, entre la muchedumbre apelmazada...solo oí el disparo, solo sentí su muerte, solo padecí su ausencia entre culpas y alcoholes de fuego lento.
Madrid-1981.