Aprendí a soñar con los ángeles y las hadas.
Aprendí a leer, a llorar, a esperar,
aprendí a ser yo.
Soñé llegar a ser un ángel,
pero me faltaban alas.
Admiraba la belleza de las hadas,
quería ser una de ellas, pero solo soñaba.
Quiero atrapar aquellos momentos,
no quiero que desaparezcan de mi vida,
no quiero que pasen a ser recuerdos.
Estos recuerdos que dejaron marcados una hermosa lección de vida, que elegí y sigo en ella,
la de no dejar escapar ni un solo momento de lo vivido, porque al irse, junto a ellos mi vida se desvanecería,
y ahí si volverían a ser solo recuerdos.