Cuán intrínsecas resultan las cosas,
Que en su natura
Poseen una innata fragilidad;
Por muy enhiesta que a la vista se yergan.
Pués aún del agüa
La trémula gota,
Si ante la imponente roca
Se mantiene constante,
Al final su alma horada
Y en mil pedazos la llega a romper.
Todo está supeditado en el universo
Con fina compostura,
En él no existe nada al azar;
Y como el vuelo de un ave
Suspendida en el cielo
Por invisibles cañamos,
En su omnipotencia y majestuosidad..
Igual, grácil
Puede caer.
No importa que lo contrario deseemos.
La verdadera fortaleza
Mi buen,
No depende exclusivamente
De la composición física de las cosas;
Si no, más bien,
De una cierta química interna,
La cuál para que ésta suceda,
Etéreos elementos la tienen que sucitar.
Sucinto sea dicho.
Existen tres elementos
Que el carácter de "fortaleza",
Al cuerpo le puede otorgar;
A saber:
Composición física, química y energética (cuanto);
En la adecuada interacción
De cada una de éstas.
Pero todas ellas resultan incompletas,
Y rayanan siempre el considerando
De "fragilidad", calificativo;
Si no las revestimos con metafísicas premisas,
Que humildes siempre descansan,
En : la fé, la esperanza y el amor.
Sin las cuales, estaremos siempre incompletos,
Y expuestos a los elementos.