SON LAS DIEZ DE LA MAÑANA

~~Acabo de regresar

ya un poco relajado

de mi paseíto matinal

que del sustito lo he llamado.

Del susto porque no tengo

licencia para caminar.

Pues me hallo confinado

y hasta me pueden denunciar.

Tan sólo tengo muchos años

para a este desacato,

poderlo yo justificar.

Muchos años y unas piernas

que necesitan movilidad.

Son las diez de la mañana

y aun no veo

a los pequeños acompañados

por estos lares pasear.

Siendo hoy como lo es,

un día en nuestra historia

para siempre recordar.

Pues tienen los niños licencia

para pasear y con cuidado,

también para jugar.

Para jugar con sus juguetes.

Para en su bicicleta montar.

Para así olvidar el “boquete”

y gozar su libertad.

Lo que pasa no lo sé.

Sólo sé,

que si un pequeño yo tuviera,

ya estaría en el Parque,

en los jardines, plazoletas…..

Espero que no muy tarde

se oigan gritos infantiles.

Esos gritos que nos hacen,

encendernos como candiles.

Que nunca debieron los niños

sufrir confinamiento.

Por causa de este maldito virus

que, mutado o fabricado,

es el merecido castigo

del hombre y sus inventos.