“A esa Madre y sus hijos”

“Tributo a la Humildad”

La vidriera iluminada
Den un Viejo Bazar
De juguetes abarrotada
Captura la mirada
Un grupo de niños pobres
Y aunque a otros tanto le sobre
Ellos deben conformase
Con solo mirar la vidriera.

No es para cualquiera
Mirar esa triste postal
El Mayor en puntas de pie
Con su carita sucia apenas ve
Y a dos hermanos
Les cuenta con devoción
Que hay una pelota,
Una bicicleta y camión.

Su ropa es tan vieja y gasta
Bien zurcida y remendada
Denota la prolijidad
Aunque pobre
De una Madre Prolija
Con Amor y Abnegada.

Son tan humildes
Y su sonrisa Triste
Es tan penetrante
Que mis ojos no resisten
El dolor de su pobreza
Que tienen en su mirada.

El Pequeño y sus hermanos
Tienen olor a naranjas
En su pequeñas y sucias manos
Quizás fue la única comida
Que recibieron en el día,
La realidad es tan fría
Que me congela el alma
Y me mata la conformidad
Que deseando de la vidriera todo
NO piden nada
Y es tan triste y desolada
Su tierna y conforme mirada.

En mi corazón como una espina
Se clavó una pregunta o un desvelo
Quizás Papa Noel desde el Cielo
Haya el cuadro contemplado
Y lleve hasta su casita
Una bolsa llena de regalos.

Y entre ellos una esperanza
Envuelta hecha regalo
Con un celestial moño
Para que en sus corazones
Nazca el retoño
De una nueva vida sin privaciones.

Yo me sentí más pobres que ellos
Y al mirarme al espejo
Me dio vergüenza y dolor
Por lo anoche contemplado,
Y al pensar que se marcharon
Todos tomados de las manos
Con su pies descalzos
Y con unas bolsas
Que algo encontraron.

Al pasar sin impórtales
La gente los observaron
Y ellos corrieron apresurados
Porque en su humilde casa
La madre al verlos los abraza
Preocupada los esperaba
Y aunque tengan poco casi nada
En los brazos de esa Madre
Ya tienen todo, NO les falta NADA.

Mario Anónimo